Marcelo Millone
Franquiciar una marca con 150 años en el mercado es el desafío que hoy afrontan los hermanos Marcelo y Gustavo Millone. Ellos rescataron a Panadería Independencia de una crisis que amagaba con su cierre definitivo. Recuperaron los productos, el estilo, las formas y ahora se animan a potenciar el negocio. La clave, tentar al cliente con productos artesanales y “calentitos” que van más allá del pan de cada día.
–Una duda que siempre tengo, ¿en realidad cuánto de pan venden las panaderías?
–Marcelo: Es un 10 a 15 por ciento del total de productos que se manejan. Es un producto emblemático que caracteriza al sector, pero la mayoría de la facturación son los otros componentes. Las especialidades, las medialunas, las facturas, los criollitos. El pan es básico porque arrastra al público.
– Gustavo: El centro es comercialmente diferente a los barrios en ese sentido. En los barrios el cliente va a comprar pan y lleva criollitos o facturas. Pero en el centro la gente directamente entra a buscar o criollitos o alguna otra especialidad.
–El barrio y el centro, dos mercados distintos.
– Marcelo: Además, en el centro ocurre otra cosa, mucha gente se mueve en colectivo. Entonces no lleva pan a su casa por la molestia que implica una bolsita en la mano. Hay en el centro una gran venta por unidad, donas, pastelitos… alfajores.
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